miércoles, 15 de junio de 2011

Psicofármacos III. Benzodiacepinas.

Las benzodiacepinas son unas drogas utilizadas como depresores del sistema nervioso central.
El nombre tan original, se debe a la estructura química de estos compuestos, que tienen un anillo de benceno (un hidrocarburo que se encuentra en sitios tan saludables como el petróleo, la gasolina, o las cenizas de un incendio forestal), que es una molécula reconocidamente cancerígena, unida a otra llamada "diacepina", que siempre tendrá 7 componentes, dependiendo de los cuales, cambia el compuesto.
Las benzodiacepinas son utilizadas por sus efectos, a saber, ansiolíticos, sedantes, hipnóticos, amnésicos, miorrelajantes y anticonvulsivos. Vamos, que se utiliza para relajar mente y cuerpo. Por su acción al nivel del sistema nervioso central, también son utilizadas para tratar el síndrome de abstinencia del alcohol.

El primer compuesto de la familia, el Clordiacepóxido, fue también uno de los primeros psicofármacos. Se comercializó con el nombre de Librium, pero el más famoso, la estrella de este baile, es el Diazepam (Valium).


Las benzodiacepinas se dividen según cuánto dura su efecto.
Las hay de acción ultra-corta (unas 6 horas), corta (12 horas), intermedia (12-24 horas), larga (más de 24 horas).

Las de acción corta se utilizan más para el insomnio, y las de duración larga para la ansiedad, aunque en realidad, acaba dependiendo de la persona que las toma y sobre todo, del criterio de quien las prescribe. 

Para no liar la madeja con datos innecesarios en esto, diremos que actúa sobre el GABA (ácido Gamma Amino-Butírico), por eso las benzodiacepinas tienen tolerancia cruzada con el alcohol y se utilizan para tratar el alcoholismo. Son agonistas de este neurotransmisor (potencian su acción).

Ahora vamos con lo bueno. Las benzodiacepinas, al ser comercializadas, fueron presentadas como medicamentos totalmente seguros, algunas de ellas libres totalmente de efectos secundarios tales como la dependencia física. Esto era obviamente una mentira. Son unos fármacos que crean una adicción brutal, y otros efectos secundarios como: ictericia, dolor de cabeza, cambios en la visión y visión borrosa, confusión, síntomas depresivos, temblores, debilidad, "efecto resaca", tolerancia cruzada con el alcohol, como ya apuntamos anteriormente, vértigo, y curiosamente "reacciones paradógicas".

Las reacciones paradógicas consisten en que en lugar de hacer efecto la medicación, en este caso un efecto relajante, se da el efecto contrario. 

A largo plazo pueden producir deterioro cognitivo, y alguno de los efectos de abandonar su uso puede ser la reducción de la ansiedad(1).

Tienen efectos a largo plazo sobre el sueño, deteriorando la calidad del mismo. Esto podría relacionarse también con un posible deterioro cognitivo (otro posible efecto a largo plazo).
La utilización de estos fármacos como forma de huir de los estados de ansiedad lleva a cronificar dichos estados, actuando, en términos conductistas (para que luego no se nos acuse de no conocer "al enemigo"), como reforzador positivo y negativo de la ansiedad, y por tanto de lo que la produce.

El uso continuado de benzodiacepinas aumenta, estadísticamente, el riesgo de cometer "conductas violentas" (2), en un 53 %, frente a un 5,3 % de los pacientes que hacían psicoterapia para lidiar con sus problemas ansiógenos. Qué mágica es la coma de los decimales a veces. 

En otros textos podremos abundar más sobre los múltiples efectos secundarios de estos fármacos milagrosos, cuyo mayor milagro ha sido la multiplicación de los dólares y los euros en los bolsillos de unos cuantos. Por ahora invitamos a los lectores a aportar sus experiencias, tanto positivas como negativas, en los comentarios de esta entrada, por correo electrónico, o como les venga en gana.



(1) Galanter, Marc (2008). The American Psychiatric Publishing Textbook of Substance Abuse Treatment (American Psychiatric Press Textbook of Substance Abuse Treatment) (4 edición). American Psychiatric Publishing, Inc.

(2) Mathew VM; Dursun SM, Reveley MA (February 2000). «Increased Aggressive, Violent, and Impulsive Behaviour in Patients During Chronic-Prolonged Benzodiazepine Use». Can J Psychiatry (BCNC) 45 (1):  pp. 89–90.